Electromiografía
La electromiografía es una técnica para la evaluación y registro de la actividad eléctrica producida por los músculos esquelético. Esta se desarrolla utilizando un instrumento médico llamado electromiógrafo. Un electromiógrafo detecta la diferencia de potencial eléctrico que activa las células musculares, cuando éstas son activadas naturalmente o eléctricamente, las señales pueden ser analizadas para detectar anormalidades y el nivel de activación o pueden analizar la biomecánica del movimiento de un humano o un animal.
Desde el siglo XVII ya se conocía la capacidad que tenían los músculos de producir corrientes eléctricas, gracias al estudio de los músculos de los peces raya. Pero hasta 1890 no llegó a realizarse el primer registro de actividad eléctrica muscular por el doctor y fotógrafo francés E. J. Marey; a partir de entonces, la técnica se perfeccionó y en la segunda mitad del siglo XX se consiguieron desarrollar electrodos minúsculos que podían registrar la actividad eléctrica célula a célula.
Con esta prueba se puede identificar si las alteraciones neuromusculares se deben al músculo o a las fibras nerviosas. Para ello analiza básicamente:
- La amplitud de las corrientes eléctricas.
- El número de fibras musculares que se contraen.
- El tiempo que tardan en contraerse.
- El tiempo que se mantienen contraídas.
Con esto puede además identificar la causa de los síntomas, tales como rigidez, atrofia, espasticidad, deformidad y debilidad muscular. Puede usarse para detectar si la persona experimenta debilidad muscular real o una debilidad producto de un dolor o por motivos psicológicos.
Se evalúan muchos problemas y trastornos que incluyen, entre otros, los siguientes:
Enfermedades neuromusculares, como la miastenia gravis
Problemas motrices, como tirones musculares involuntarios
Compresión del nervio o lesiones, como el síndrome de túnel carpiano
Lesiones en la raíz del nervio, como la ciática
Degeneración muscular, como la distrofia muscular
Se evalúan muchos problemas y trastornos que incluyen, entre otros, los siguientes:
Enfermedades neuromusculares, como la miastenia gravis
Problemas motrices, como tirones musculares involuntarios
Compresión del nervio o lesiones, como el síndrome de túnel carpiano
Lesiones en la raíz del nervio, como la ciática
Degeneración muscular, como la distrofia muscular
Generalmente para complementar la electromiografía, se realiza una prueba de velocidad de conducción nerviosa. Esta es una prueba de la velocidad de las señales eléctricas a través de un nervio. Para realizarse se colocan electrodos similares a los de la electromiografía sobre la piel encima de los nervios en diversos lugares. Cada parche emite un impulso que estimula el nervio. La distancia entre los electrodos y el tiempo que le toma a los impulsos eléctricos viajar determinan la velocidad de las señales nerviosas.
Experimento realizado en clase:
En la clase los alumnos tuvieron la oportunidad de participar en el uso de un electromiógrafo, las fibras musculares se contrajeron por el potencial de acción producido por la electricidad y como resultado se consiguió que hubiera movimientos en los dedos. Entre más se incrementa la fuerza proveniente del electromiógrafo hay más movimiento en la parte del cuerpo que está siendo estimulada.
Cada alumno tuvo la oportunidad de probar esta técnica y ver cual era el efecto que tenía en sus cuerpos. Esta práctica sirvió para familiarizar a los alumnos con este instrumento y cómo deben preparar a sus pacientes cuando tengan que hacer uso de la electromiografía, más comúnmente utilizado en pacientes que presentan debilidades, dolores y sensibilidad anormal.
Material:
- Electromiógrafo
- algodón
- Electrodos
- Pinzas de Caimán
- Alcohol
Procedimiento:
- Se colocan los electrodos en la palma de la mano.
- Se activó el electromiógrafo.
- Las células musculares actuaron dependiendo al potencial eléctrico que sintieron.